viernes, 11 de septiembre de 2009

Stinson se volvió a ilusionar.
Creyó que ésa iba a ser su mujer, pero todas las ilusiones que había puesto se estaban esfumando tras aquella puerta.
Una cortina de humo le impidió ver cómo ella le despedía agitadamente con su mano izquierda.
El corazón que su sonrisa había recompuesto, cada vez latía más y más despacio.
No daba crédito a lo que le estaba pasando. Él, que tantas veces había renegado de chicas esculturales por miedo a que le rompieran el corazón, se había enamorado de Jenny, la chica más normal de toda la ciudad.
Ahora los recuerdos volvían a su mente.
Su madre abandonándolo apenas cumplidos los 13 años...
Su padre borracho perdido por las esquinas de Frinztche...
Su hermana embarazada con 17 años del drogadicto del colegio...
Y el más doloroso de todos, el recuerdo de sus lágrimas de cuando Steffy, con quién había pasado más de 10 años de toda su vida, le confesaba que se había enamorado de otro.
Su corazón volvió a estremecerse.
Nada ni nadie hubieran apostado un centavo por él, a partir de aquel 27 de Mayo.
Siete años había tardado en recomponerse. Después de que lo superara vinieron las pasarelas de moda, los bares más famosos del semestre, vamos, todo un mundo perfecto con el que había soñado desde que era pequeño.
Allí conoció a Jenny, una paparazzi igual que él, que trabajaba para el programa Where are you?
Habían intercambiado unas cuantas anotaciones, y desde ahí había surgido el amor entre ellos.
Stinson le contó su historia tan trágica y ella le escuchaba tan aténtamente que parecía que no estubiese respirando.
Un café llevó a otro café,
una tarde llevó a una noche,
una mirada llevó a una ilusión.
Stinson había conseguido enamorarse tras siete años de dura espera.
Pero Jenny, era una mujer bastante más joven que él, y con muchas más inquietudes.
-Lo siento, Stinson, pero yo soy una mujer de mundo, no estoy hecha para ti.

Ésas últimas palabras acompañadas por el gesto de despedida se esfumaban ante el humo que expulsaba la pipa tras la cual escondía su cara, apunto de ser recorrida por las lágrimas.

Otra vez se repetía la historia...

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